domingo, 25 de noviembre de 2012

Feliz cumpleaños

Y aquí me ves, 
cantando feliz cumpleaños 
a un desconocido más.

Por lástima, 
ya conozco su saliva,
sus dedos no son ajenos
y tampoco las madrugadas con él
de vuelta a casa.

Acostumbrada a que se trate 
de una etapa distinta, 
lejos de los columpios
y las entradas a deshora.

De pelis prohibidas, 
de Leyre o Yeyé, 
y el deseo de algún día
ser como ellas.

Más lejos de los trazos perfectos, 
del síndrome al descubrir a Malevich, 
de las palabras rotas, del silencio.

Más allá del tiempo en tus maletas, 
incansable.

Te soñabas invencible, 
te tocaban y ardías.
Guardabas tu utopía bajo llave,
y ocultaste como nadie tu verdad.

La buscaban a gritos.
Y no te hacían temblar.

Aquí, quizás mientras canto, 
se esparecen las cenizas
de todos aquellos pitis a escondidas, 
de tu risa estridente
y los regalos sin abrir.

Intento entonar con calma, 
pero tanta calma me asfixia.

Me cuelo entonces en tus cejas, 
tu mandíbula, 
en lo que te empeñas en entregarme
a manos llenas.

Nunca supiste qué sorpresa aguardaba
tras el intenso estribillo.

Decido sí, decido no, 
lamento de nuevo ser tan indecisa
y repito mentalmente su faceta positiva.

Mientras un golpe de viento me ayuda.

Ves? Lo necesitaba.
ZAS! Cenizas en el aire.

"No es fácil ser simbólica
en un mundo lleno de concreción", 
decías, India.
Están por todas partes.

Deshacía su ropa, 
colgaba en alfileres la cortina en su ventana.
Se esfumaba entre la hierba.

Pues sí, aquí, descalza por fin, 
usándote como pretexto, 
elevándote a metáfora, 
sacándo de ti el personaje ideal.

Me inclino a tocar el fuego, 
a ver qué tal.
Quizás donde antes hubo cenizas...
Aún consigo quemarme.

No te convenzas tan pronto, nena.
En Cambrils sigue lloviendo.
En octubre llueve en todas partes, si.
Y el verano siempre vuelve.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Flamas

Imagino:
Cristales rotos
de edificios en ruinas.

Y entre ellos,
probablemente,
tu.

martes, 6 de noviembre de 2012

Tres caballos heridos y una ardilla desde el árbol

Indecisa, inconcreta. 
Sin un lenguaje comprensible a mano.

El azar se nombró protagonista
cuando todos esperamos 
el GRAN MOMENTO trascendencia.

Esto es lo que pasa, dirían: de todo y nada.
Y los recuerdos se esfuman, 
y tu voz ya no existe, ni tu pelo,
ni tu ira, ni tus malas palabras.

Tampoco existe ya lo que apenas importaba, 
ni los motivos principales, ni tus llantos, 
ni tus buenas intenciones.

Tanto jaleo... tanto, tanto jaleo.
No quiero, decías. Me da miedo, decías.
Calla, respondían. Entra.

Caminar y echar raíces
donde solo hay ya cenizas, 
permitiros la salida y quizás comprender.

Hundida entre el tiempo envejecido, 
el espejo que es tu piel, 
los deseos de (quizá) mañana.

Clavando las uñas hasta sangrar, 
empleando a fondo mis dientes.
Nunca supe protestar antes de que fuera tarde.

Tres caballos heridos,
una ardilla desde el árbol.

Esta farsa, nena, este juego es el que toca.

No alcanzaste su sonrisa por más que corriste tras ella...
No averiguaste qué trazos dibujaba su ropa.
En qué momento... eh?

No alcanzaste su sonrisa.
Por más que corrías.