martes, 20 de agosto de 2013

El mar, el mar






Qué rápido encajamos, 
cuándo lo supiste?

Escribió Isabel: 
Sabes en qué momento empecé a quererte?

Te dije adiós con la misma facilidad
con la que sacudí la arena de mi cuerpo.

Qué sencillo fue que entendieras mi deseo:
Generar este recuerdo y compartirlo contigo.

Ahora es tuyo y es mío.
Como tu orgasmo, tu mirada clavada.

Soy tierra y soy mar.

Y soy las olas que chistean, 
la gracia de haberte encontrado.

Soy Lucía y tu el mar.
Falta la luna, sobra hambre,
me vencen las ganas de atraparte.

Mis piernas se vuelven serpientes invencibles,
te tengo dentro, donde sabes qué me gusta.

Enciendo otro cigarro entre destellos borrosos,
y repaso la noche que tan poco prometía al principio.

Ahogué en alcohol la decepción
y volví con una sonrisa sin saber a dónde.

Cómo hablarte, qué sencillo parecía.
Entregarte tanto al respirar,
Dibujar la imperfección, hacerme gritar.

Amanece y no sabemos por dónde saldrá el sol.
Y entre fiesta y fiesta de empalmada, 
entierro mis pies bajo el mar de cada playa
donde mereció la pena quedarse.

Y dormir, y acariciar tu cara,
tus vicios, tu alma vieja, 
el caparazón de goma o cemento.

Y me da igual, 
porque nada temo
y nadie me hace temblar.

Anido en la belleza que me atrapa,
y permanezco allí para siempre.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Nadir

El plano nadir definitivo:

Con el corazón a mil por hora,
espero de nuevo un visitante.
Promete fluidez, espasmos,
una montaña rusa.

También me soñé entre sus párpados,
en la saliva de sus palabras valientes,
sus luces, la sombra de sus rizos,
su sonrisa imperturbable.

Me deslicé bajo las palmas de sus manos,
dejé que las olas me alcanzaran
en la orilla al romper.

Se despertaron las fans,
voces en afonía pidiendo más.

Quería que no pararas:
más lengua, más boca,
más sutilezas bajo el mantel.

Me quitaste los zapatos
y vaciaste la lluvia en ellos.
Qué gran metáfora, María.

Eras inexperto, sencillo,
un papel por dibujar.
Qué bien haberte encontrado,
que el contorno de mi cuerpo por fín se haga deseo.

Y no callar, y seguir nadando.
Enterrar mis pies bajo la arena
y reír con estridencia.

-Shhh nena... pueden oirte.
-Quién me oye?
-Shhh nena...
-Mi risa es así.