lunes, 24 de diciembre de 2012

Azul

Deshago mi cuerpo bajo el agua 
por si acaso.
Para no llevarme restos de esta noche, 
de tu cama, 
para no quedarme a vivir en tus canciones.

Mi cuerpo es polvo de tiza, 
mi corazón una roca empapada.

Soñaba tu tacto, 
escuchaba tus pasos.

Me sorprendí escribiendo
sin tabaco a mano.

Y sin nervios, ni escondites,
sin buscar un lugar seguro
para dormir cuando oscurezca.

Caminé a lo largo de las vías del tren
sin saber a dónde iban a parar.

Recordé sus ventanas abiertas en domingo, 
una sonrisa imborrable, 
miedo impenetrable
y todas las ganas del mundo.

Escapé también de lugares ajenos, 
haciendo caso a mis pies.
Me calcé las botas, 
quemé a ciegas manuales.

Dí la vuelta a mis bolsillos
y alimenté pájaros hambrientos.

En invierno, el abrigo.
En verano, el mar.

Leyendo entre líneas
el dibjo inquieto de mis rizos.
Qué duro a veces cómo atrapa el simbolismo, 
India.

Hoy es suerte: cambiamos blanco y fucsia
por azul celeste, ante tanta insistencia.

Percibí electricidad en cada esquina de tu cuarto.

Te dije: Hoy vago sin nombre.
Para empezar, café solo sin azúcar.

sábado, 15 de diciembre de 2012

La parte izquierda de mi cuerpo

Mi cara mengua entre mis manos,
mi lengua se abre paso.
La nena tímida.

En mi garganta quema
todo lo que en esta noche no he gastado.
Mi esófago arde en llamas.
Mi boca se vuelve polvo
y mis ojos luz.

Esperando el movimiento, la palabra.
Nadie nunca entendió, sabes?
Y aquí te tengo esta vez, efímera,
como siempre.

Somos: el principio y el fin.
Eres: todo y eres nada.

Cáscaras, barcos, mar sin calma.
Ante todo amor, lo sabes, ahora.
Quería decirte que no estaba segura
de reunir el valor suficiente.

Me devolvías a los quince,
a la taquicardia,
al asombro continuo.

Regreso a tu colchón naranja,
a aquel bajo.
La noche interminable
y la sensación de rozar lo imposible
con los dedos.

Olvidarme del control,
del riesgo en esta ciudad.
Volverme broma, tontería.

Asumir el pacto: nunca, no soy de nadie.
Nunca lo he sido.