viernes, 24 de mayo de 2013

Desde tu óptica

Nadie sabe lo que pienso.
Ni siquiera tú,
que me hablas de tus fotos,
de tus viajes, que me abres la puerta
de tu luz.

Acaricié en silencio a tus gatos,
me imaginé diciendo hola al sol
entre tus sábanas.

"En el fondo todo lo que quiero
es verte amanecer".

Acumulo recuerdos
en este juego de escondites innombrables,
guardo sal bajo mi piel.
Traté de decirte, traté que supieras,
sin soltar una palabra.

Apretando tu aliento entre mis dedos,
tu forma de mirar entre mis piernas.
Opté sin decidir, no encontré mejor lugar.

Jugaba, comprendes?
Risas e impulsos
que por fín tomaron forma.

Nacieron sólidos, líquidos,
aire bailando en nuestras bocas.

Buscaba en tu lengua
el sabor de lo encontrado.
Esperanza confirmada.

En poco creo:
en tu cuerpo, en tu pelo,
esos ojos, tu voz de nuevo.

Y el mío vuela,
se vuelve viento y marea,
me atreví, salté desde lo alto.

Planeamos planos secretos, series,
un rodaje improvisado.
Colores de gama imprecisa.
La óptica perfecta.

Propuestas que me callo
por no romper ninguna fragilidad supuesta.
Trazos raros, incomprensibles.

Y hoy quiero verte de nuevo.
Quiero verte de nuevo.

Digo: tú.
Y mis manos enloquecen.

viernes, 17 de mayo de 2013

Incertidumbre

De repente encuentro tu olor 
entre cajones olvidados.
Tu ropa usada, tu tabaco, 
tu infancia en Los Montones.

Saltabas hogueras sin miedo a quemarte,
nunca permaneciste inmóvil.

Te rogué que me abrazaras
cuando aún no conocía el sabor
de tantas horas perdidas.

Antes estabas,
ahora en esta habitación queda el silencio.

Tu pelo rizado enredado hasta lo imposible.
Tu claridad sexual, 
kilómetros y kilómetros por recorrer,
desandar el camino escogido.

Y siempre estuviste ahí.
Largas noches escapando de hogares en llamas,
buscando tan solo tu calor, tu cuerpo,
tu voz compañera.

Hoy te nombro con palabras
que no abarcan tu grandeza,
y entre nostalgia contenida pienso:
espero que estés bien.

Que todos los sueños que construimos entre piedras,
al otro lado del muro,
vayan al menos cogiendo forma.

Que te veo, que te pienso y te siento,
y qué putada haber hecho raíces tan lejos.

Te encuentro entre los himnos desfasados,
en la fuerza de mis puños cerrados,
estos dientes apretados.
Nunca, nunca nos podrán.

Y cómo decirte,
cómo cogerte y decirte...

Ni el golpe más duro me hizo débil, 
ni el miedo me acobarda,
ni lograron asustarme sus gritos.

Soltamos las manos en un juego de despedidas,
riendo, probando, improvisando,
sufriendo al margen.

"El tiempo de la luz", te dije. 
Me entendiste.
"Me llamabas cabecita loca".
Lloraste conmigo.

No conocíamos drogas, desaliento,
acostumbrados a viajar con los bolsillos llenos.
No, no conocíamos.

Comida caliente, conversación ardiendo.
Hablabas de justicia, yo imaginaba escenarios.
Secretos desempolvados, los primeros novillos.

Y hoy te recuerdo, 
en los sucios baños de este bar, pensando:
todo con él fue diferente.

También entre risas aseguramos
que nuestro amor superaba cualquier forma de contacto.
Por eso hoy vuelves como entonces. 

Saliendo de entre los trastos de tu cuarto desordenado,
desnudo, mirando a través de tus gafas,
sosteniendo un pitillo entre los labios.

"Me relaja".
No encuentro la paz entre tanta incertidumbre.