lunes, 25 de febrero de 2013

Segunda, tercera, enésima vez

Decían: dejad que riamos,
nunca reiremos igual.

Ascendía el vagón en la montaña rusa,
y sin apenas darte cuenta
ya estabas abajo.

Dejadnos reir, los 16 no volverán.
Gritaban.

Llaman cada día a mi puerta,
visten distinto, huelen distinto,
ha cambiado su manera de besar.

Haz tanto cuanto quieras,
desnuda conciencias,
destroza represión.

Nada de lo que teníamos existe ya,
desfilan esposados nuestros viejos instintos,
abandonan por siempre el hogar.

Conformarse anula la vergüenza,
la traición a lo que siempre fuimos,
a quienes siempre soñamos ser.

Creías que no pero te transformaste hace mucho,
como tus dedos, la fuerza en tus piernas,
el timbre peculiar de tu voz tan peculiar.

Excéntrica, fuera de normas,
lejos ya de ser rebelde.
Guardas restos de tinta entre las sábanas,
su joven corazón en la garganta.

Se amplía el campo de batalla,
sin premios, ya sin excusas,
sin joyas, sin diamantes.

viernes, 8 de febrero de 2013

Alma

A Rocío en la pelea le volaron los pendientes.
Alma se colocó la mandíbula sin protestar.

No sé por qué vuelves a esta fría habitación,
llevaste contigo hasta el color de las paredes,
cada mueca contenida, 
tus vías de escape cuando no podías dormir.

Me dices: este soy yo.
Y cierro de un golpe mi guión, 
trazos perfectos del personaje que construí a tu lado.

El mito llegó solito hasta el final de la escalera.
Ahora cae, volando hecho pedazos, 
como aquellos pendientes.

Bastaba un empujón, 
tan simple como era.

Hablo raro, dices, 
como también él dijo en su día, 
palpitando entre mis brazos.

Rhythm is right here, fortunately.

Acudo a la caridad del Amigo Intermitente.
Le pido cama y comida, una vez lejos de casa.
Escondo las curvas de este camino
para evitar un asombro innecesario.

Nunca entenderías.
Hacen falta años y voluntad para entenderme.

Si, vuelve Alma, 
con su coraje y su violencia, 
con sus cuerdas desatadas
y toda la música que guiaba su cuerpo.

A veces estridente, a veces en calma.
Daba gusto mirarte, nena.

Agarrabas tu copa y asegurabas comerte el mundo,
utilizar tus dedos, tus uñas si hacía falta.

Nunca tan sola.
Nunca conocí una persona tan sola.