viernes, 8 de febrero de 2013

Alma

A Rocío en la pelea le volaron los pendientes.
Alma se colocó la mandíbula sin protestar.

No sé por qué vuelves a esta fría habitación,
llevaste contigo hasta el color de las paredes,
cada mueca contenida, 
tus vías de escape cuando no podías dormir.

Me dices: este soy yo.
Y cierro de un golpe mi guión, 
trazos perfectos del personaje que construí a tu lado.

El mito llegó solito hasta el final de la escalera.
Ahora cae, volando hecho pedazos, 
como aquellos pendientes.

Bastaba un empujón, 
tan simple como era.

Hablo raro, dices, 
como también él dijo en su día, 
palpitando entre mis brazos.

Rhythm is right here, fortunately.

Acudo a la caridad del Amigo Intermitente.
Le pido cama y comida, una vez lejos de casa.
Escondo las curvas de este camino
para evitar un asombro innecesario.

Nunca entenderías.
Hacen falta años y voluntad para entenderme.

Si, vuelve Alma, 
con su coraje y su violencia, 
con sus cuerdas desatadas
y toda la música que guiaba su cuerpo.

A veces estridente, a veces en calma.
Daba gusto mirarte, nena.

Agarrabas tu copa y asegurabas comerte el mundo,
utilizar tus dedos, tus uñas si hacía falta.

Nunca tan sola.
Nunca conocí una persona tan sola.


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