miércoles, 30 de enero de 2013

Tu capricho

Entre rosa chicle y blanco de fondo.
Cuadrícula.

Ahogo mi espera en cerveza
y decido esperarte un poco más.

Hacer caso a las señales,
dejar que fluya,
no poner nombre a ningún animal.

La noche, sabes?
La noche nos devuelve a lo que siempre fuimos
tras escapar del patio del colegio.

No sé si gritar de alegría o echarme a llorar.
Esta cama tampoco colabora mucho.

Al menos antes contaba en mi bando
con la hostilidad de los domingos.
Chocábamos las manos,
me daban palmaditas en la espalda.

Me vestían mona,
insistían: menúdo culo tienes, nena.
Y a la calle,
a arreglar entuertos.

Pon la canción desde el principio,
esta cabeza quiere que la rallen.

Es un día propicio:
la magia se esfumó de golpe
y aún mantienes esa cara de imbécil.

Durará poco, aseguras.
No durará siempre.

En menudos líos te metes, nena.
Aprovecha la tierra de por medio,
recuerda lo sencillo que fue olvidar a tantos,
a él.

Aún tienes el cuerpo,
tu mente metamórfica,
no intentes sacar poesía
de donde no quedó ni rastro

Esta vez ya ha sido suficiente.

Lanzando al aire caramelos,
y apartando a patadas al niño caprichoso.

domingo, 20 de enero de 2013

Golfas

El espacio mengua en la oscuridad:
era consciente de que este tránsito
no duraría siempre.

Tuve que comprobarlo, 
dejé de obedecer, 
me lancé hacia las llamas
que animaban a quemarme.

Tuve también suerte.

Te abrazo fuerte
en un juego de estrategia y convicción.
Esquivo el silencio, 
cierro a conciencia las ventanas.

Decido no soltar aún
el as guardado en mi manga.

Qué grande fue Henry Thomas en su casting, 
peleando por su amigo
con las pocas fuerzas que pudo encontrar.

Qué grande Tarantino, 
el Chico de la gorra, 
haciendo vida en Ecuador.

Camino por las calles torcidas del centro
y ahí está él, 
lleno de muecas, de espasmos, 
lógica, sexo, surrealismo.

Nadie logró entendernos.
Ni falta que hacía.

Empapo otro tanga lamentando mi hermetismo,
esas ventanas imposibles.

Esta nena no habla, 
y si habla, miente.

Excéntrica me llamaban, rara.
Acabó por sorprenderme.

Crecimos mano a mano
entre risas y sospechas, 
conclusiones bien atadas, 
poniendo nombre a los sin-nombre.

Eras mi casa, y ahora me doy cuenta.

Tribunal no es Tribunal sin cerveza
y largos ratos en la plaza Dos de mayo.

Es otro Tribunal sin el verano, 
sin todos los planes,
sin mirar más allá de las casas cálidas con luz, 
de los perros juguetones
de espionajes ilegales.

Crecimos juntos entre madrugadas,
dejando que el viento
congelase nuestras caras.

Entendías, siendo como eres, 
incomprensible, 
esta falta de todo escrúpulo.

Estás bien? Preguntó asustado.
No Butch, estoy a mil jodidas millas de estar bien.

martes, 15 de enero de 2013

Ácido base


¿Por qué no guardaría un as en mi manga?
¿Tanto tiempo entre tahúres, y tanto aún por aprender?


Llega el momento de la decisión
y lo único que deseo esperder de vista la conciencia.


Volver al parvulario,
al silencio en tu cuarto,
al faro solitario en medio del mar agitado.


Intento decirte, cogerte, atraparte.
pero te vuelves fuego y humo
al mismo tiempo.


Dices: nunca seré de nadie,
no despiertes ahora tus celos.


Nunca supiste, nunca quise que supieras.
Te quería entre recuerdos
y la ilusión de lo que pudo ser.


Siempre esperando.


Y vuelves y me dices con tus ojos:
Ahora es el momento.
respira y punto.


Nadie te devolverá mañana.
No hay premios de consolación
al final del camino.


Así que buceo entre tus viajes,
intentando tragar toda agua que probaras
porque en eso también consisten mis metas:
Estar en todas partes, besar todos los labios.


Ya pasé página,
ya bailé con extraños.
Aprendí, desaprendí,
me creí nimia y enorme.


También mientras andaba
encontré piedras preciosas.

miércoles, 2 de enero de 2013

2.922 días

He esnifado tanta alegría
que me olvidé de respirar.

Me hablas de África, de Japón,
dices que no necesitas libros,
que nunca más te dejarás marchitar.

Y yo aprieto entre mis manos tus palabras.
Repito: todo cambia,
y tu insistes: nunca más.

Lejos, aún más lejos.

Tanto, que asumirte significa
intentar nadar en el asfalto,
caminar sobre el agua,
y ante todo pensar: por qué no?

Entre aspavientos e histeria contenida
procuro medir cada dosis que te entrego
de todo cuanto he llenado mis bolsillos.

Contigo el fracaso es también victoria,
y admitirlo el primer paso para no decidir
cerrar la puerta tras de ti y olvidarte. 
Y perderte.

Muchos días en muchos años,
crecimos, como todos,
(los chicos se hicieron grandes).

Me deshice en excusas,
escribiendo sexo y libertad en la misma bandera.

“Mi mundo interior es tan grande
que caben fundamentalismos y neutralidad por igual”.

Aquí no valían guiones,
arrancarle el pelo al personaje al intentar retenerlo
y que duerma cada noche a tu lado.

Terminé la carrera, sí, me hice actriz.
Ahora pinto paredes con los nombres de quienes no me amaron,
de quienes me regalaron su silencio,
de ilusiones futuras (siempre),
y alguna posibilidad de autodestrucción.

Abriendo la jaula al animal salvaje,
protegiendo su vida.

Deseándome como nadie.
Abriendo bien las piernas, las manos,
averiguando en tu sonrisa de niño malo.

Fuego y humo, ya te dije.
Ya te dije, susurras.