miércoles, 30 de enero de 2013

Tu capricho

Entre rosa chicle y blanco de fondo.
Cuadrícula.

Ahogo mi espera en cerveza
y decido esperarte un poco más.

Hacer caso a las señales,
dejar que fluya,
no poner nombre a ningún animal.

La noche, sabes?
La noche nos devuelve a lo que siempre fuimos
tras escapar del patio del colegio.

No sé si gritar de alegría o echarme a llorar.
Esta cama tampoco colabora mucho.

Al menos antes contaba en mi bando
con la hostilidad de los domingos.
Chocábamos las manos,
me daban palmaditas en la espalda.

Me vestían mona,
insistían: menúdo culo tienes, nena.
Y a la calle,
a arreglar entuertos.

Pon la canción desde el principio,
esta cabeza quiere que la rallen.

Es un día propicio:
la magia se esfumó de golpe
y aún mantienes esa cara de imbécil.

Durará poco, aseguras.
No durará siempre.

En menudos líos te metes, nena.
Aprovecha la tierra de por medio,
recuerda lo sencillo que fue olvidar a tantos,
a él.

Aún tienes el cuerpo,
tu mente metamórfica,
no intentes sacar poesía
de donde no quedó ni rastro

Esta vez ya ha sido suficiente.

Lanzando al aire caramelos,
y apartando a patadas al niño caprichoso.

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