domingo, 20 de enero de 2013

Golfas

El espacio mengua en la oscuridad:
era consciente de que este tránsito
no duraría siempre.

Tuve que comprobarlo, 
dejé de obedecer, 
me lancé hacia las llamas
que animaban a quemarme.

Tuve también suerte.

Te abrazo fuerte
en un juego de estrategia y convicción.
Esquivo el silencio, 
cierro a conciencia las ventanas.

Decido no soltar aún
el as guardado en mi manga.

Qué grande fue Henry Thomas en su casting, 
peleando por su amigo
con las pocas fuerzas que pudo encontrar.

Qué grande Tarantino, 
el Chico de la gorra, 
haciendo vida en Ecuador.

Camino por las calles torcidas del centro
y ahí está él, 
lleno de muecas, de espasmos, 
lógica, sexo, surrealismo.

Nadie logró entendernos.
Ni falta que hacía.

Empapo otro tanga lamentando mi hermetismo,
esas ventanas imposibles.

Esta nena no habla, 
y si habla, miente.

Excéntrica me llamaban, rara.
Acabó por sorprenderme.

Crecimos mano a mano
entre risas y sospechas, 
conclusiones bien atadas, 
poniendo nombre a los sin-nombre.

Eras mi casa, y ahora me doy cuenta.

Tribunal no es Tribunal sin cerveza
y largos ratos en la plaza Dos de mayo.

Es otro Tribunal sin el verano, 
sin todos los planes,
sin mirar más allá de las casas cálidas con luz, 
de los perros juguetones
de espionajes ilegales.

Crecimos juntos entre madrugadas,
dejando que el viento
congelase nuestras caras.

Entendías, siendo como eres, 
incomprensible, 
esta falta de todo escrúpulo.

Estás bien? Preguntó asustado.
No Butch, estoy a mil jodidas millas de estar bien.

No hay comentarios: