Y bailar con todos los chicos guapos
y dejarle a él hipnotizado.
Sin más que hacer,
sin más que pedir.
Callar, reír.
Escupir sobre tu alfombra.
Ser por fin una masa informe de materia volatil.
Nombrar todos tus vicios,
dar de comer a tu jauría de panteras.
Yacer tras la mirada de Patty,
tras el cristal de su botella.
Y al contrario,
esperar siempre el caos,
y admirar su belleza,
como bien aprendimos.
Gotas de éxtasis,
cianuro,
un socavón en tu pecho.
Sudor, sudor, sudor...
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