sábado, 11 de febrero de 2012

Como el polvo


Dime por dónde vuelas, que te alcance.
Dame tres monedas, dónde puedo encontrarte?
En la guitarra, en la voz de Carmen,
de nuevo en los bares de madrugada,
entre estas letras mal trazadas.

A golpes, meterme en tu respiración.
En tu sueño de felino agotado.

En aquel humo del que hablabas,
en los kilómetros del tiempo sin vernos.

Dices: calma. Dices viento, marea, desvarío.
Dices ahora demasiado.

Y te sigo buscando en consejos ajenos,
bellezas incompletas,
y no entiendo.

"Dejadlas morir", decían,
mientras bailábamos.

Lentos eran tus pasos, tus labios, tu tacto.
Suave tu voz.
Y callabas.

Esparzo todo el polvo, esquivo escombros:
traté de reirme del pánico,
de esta sensación de inercia tan urgente,
de las ganas de atraparte
antes de que te pudieras difuminar.

Traerte de nuevo a la habitación fría,
a la amistad de las calles vacías y en silencio.
Que regresaras a tu viaje del que tanto aprendiste.

Este era su camino, nena, contiene tu aliento.
No intentes entenderlo.
No, no intentes entenderlo.

Poco se sorprendió la Amiga-Mariposa,
dificil recuperar lo que nunca llegó a entrar en casa.

Bolsillos deshilachados.
Y tu corazón, que no para.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué belleza...