martes, 7 de diciembre de 2010

La tarde que te encontré




No soy quién para pedirle al músico que deje de tocar,

ni quién para ensuciarle su instrumento,

ni quién para escondérselo.


Me ofreces tu sonrisa limpia y tu tacto cálido.

(No sé qué robarte para sentirte mío).


Lleno mi mochila de piedrecitas mientras busco el camino de vuelta a casa.


Manos extrañas me acarician.

Encuentro en cada desconocido un alivio,

y dibujo bajo su piel un deseo.


Me pierdo en el humo de sus cigarros

y me vuelvo aire viciado y sabor al último bar.


Conversación improvisada.

Guardo en el bolsillo del pantalón corto de verano aquella calle,

aquel silencio, el viento frío y tu mirada.


- ¿Cómo te llamas?

- Ángela.

1 comentario:

Mil_Alicias dijo...

Foto cedida por Moisés G.