miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sola


Torcidos como los sueños de La nena.

Como su intención férrea de no cumplir más años,

y quedarse en sus veinte, con la ropa de entonces,

el peinado de entonces y amigos siempre ingenuos.


Qué cansada estoy: es la hora de dar a luz,

y solo estás tú, Chico-Pantera, para aportarme calma.


Te explico serena y un tanto confusa

que no es lo mismo amar antes que después,

y tú tratas de hacerme ver, con tu entusiasmo adolescente,

que lo que sientes es certero.


¿Sabes? Voy a perderme en tu libro de hojas blancas,

y cuando consiga encontrar un rincón a mi gusto,

voy a volver a por ti.


Las páginas descansarán cerradas

y nosotros bailaremos.

Como bailamos en cuanto atraviesas mi puerta,

o cuando te ocultas bajo mis sábanas.

No hay comentarios: