viernes, 25 de noviembre de 2016

Esta no es mi casa

Ya lo conocía: con un lápiz en la mano a todas partes, su extraño acento extranjero, poema ilegible en su mirada.

El hombre al que ojalá hubiera llegado a conocer me susurró bien cerca en la distancia que marca tiempo y espacio sin nombre: "es el momento, atrápalo, escapa, vuelve al inicio sin pasar antes por ninguna casilla. Y al llegar pasados tres días responde a quien pregunte. Pero vete, no lo dudes, camina, bucea, te vas a reír. Vas a estallar en carcajadas."

La ingenuidad también se paga a los 30. Y por más años cumplidos no dejo de ser en agosto una niña perdida en cualquier otro país, al otro lado de la playa.

Tu tampoco eres el mismo: nos han cambiado la música. Las dimensiones de mi cuerpo también son diferentes. Y sangra, se retuerce como una mente ardiendo de trastorno. Un calor que terminó con cualquier atisbo de esperanza.

Preferí mirar hacia otro lado y dar el primer paso.

Escupir en las paredes debilitadas por la tormenta.
Terminar de destruirlas uniéndome a la inercia del olvido.
A lo mejor no tenía que estar aquí.

Como Dani, cantabas: "esta no es mi gente, y esta no es mi casa".

De repente tu voz quebró a ridículo balbuceo. Necesitabas ayuda, parecía.
Pero preferí mirar hacia otro lado.

No hay comentarios: