viernes, 25 de noviembre de 2016

¿Qué fue de ti?


Me acuerdo de las chumberas de Cádiz, pasando lento y rápido a través de la ventanilla de tu coche prestado. Ese verano no prometimos nada, ni siquiera amistad, ni nuestros nombres verdaderos. Para no incumplir, para no tener que cumplir.

Pero tu y yo lo sabíamos, Chico del pelo largo y rubio: el tiempo vuela y desaparece, como el sol de noche.
Imparable, como el rumor constante del mar.

Sigo sorprendiéndome del antes y el después, intento comprender, asumir la normalidad con la que el resto camina por estas calles imprecisas, empatizar, perder el interés.

Desde las paredes de mi antigua habitación me miran sonrientes nenas de épocas pasadas: exámenes, los chicos, la ropa, mi letra cuidadosamente diseñada.

Y aunque me extrañe hasta doler, sigo avanzando hacia adelante sin dejar de perder de vista esa complicidad de quien fui, que me guiña un ojo desde el pasado más irreversible.

Utópicos 90 grados. Resulta fácil, no lo ves?

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