miércoles, 25 de junio de 2008

Carita de pena

Las bromas insistentes pierden su gracia. Otra vez poniendo a prueba mi paciencia. Tengo una memoria tan fuerte, que su energía podría prender fuego a esta sala con poco que me pusiera a recordar. Me has llevado de la mano hasta el sillón. Me has dicho: siéntate y escucha. A los dos segundos sólo me preocupaba de disimular mis ganas de bostezar.

Echo a volar. Aprovecho vuestro asombro para ordenaros: quitaos la ropa. Quiero un orgasmo intenso de cada uno. Después podéis coger vuestras cosas y marcharos, haciendo tanto ruido como podáis. Tu palidez me repele. Pides a gritos una sodomía solidaria. Algún día…

Dice El chico que está lleno de sorpresas que el sexo está desvinculado de cualquier sentimiento. Intento echar mano de mis apuntes de otros años, ahora que los necesito, y solo encuentro hojas en blanco. Pero sé que sabes que te entiendo. “Te he llenado el corazón”, dices. Observabas el número sin bajar del escenario. Comprendo cuánta sed puedes tener. He visto agua y viento e tus ojos inmensos. Intocable, enigmas volátiles te acompañan. Un perro amigo te espera a la puerta del bar. Voy a ver qué encuentro dentro de este coche.

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