miércoles, 25 de junio de 2008

Preciosos

Me acuesto con hambre y ganas de verte. De dejarme de tonterías, de saber hacia qué dirección debo torcer el volante (…podrías empezar por enderezarlo).

Esta ciudad sigue teniendo diecisiete años, y esta calma inmensa, y horas perdidas. Soy un dinosaurio caminando entre los coches, cuidando bien por dónde piso. Desconecta el móvil, olvida el ordenador. A ver, céntrate.

Estas peleas te mojan como una ducha fría. Tienes la cara empapada. Agitada, y tartamudeante. Sin dudarlo me has acercado hasta ti… y me has ofrecido golosinas. El amor tampoco dura siempre, Cachorro. Me has regalado un par de alas breves para este paseo.

No hay comentarios: