miércoles, 25 de junio de 2008

Libres

Voy a jugar contigo a lo que me de la gana. No te atrevas a preguntar mi nombre, déjame que te mire. Te imagino, ensalzo tu presencia más allá de tu propia ambición, te desnudo y meto mis más profundos secretos debajo de tu piel. Vierto mis deseos y doy fuerza a mis palabras, como El chico de pelo largo y rubio, que respeta ante todo la necesidad de comunicación de su cuerpo. Y busca vías para escapar, y a la primera oportunidad, sale corriendo.

Y no duda, y no pide tiempo para pensar, y no encuentra razones para justificarse. Igual de libre, lanzando tierra al aire, cerrando los ojos. Igual de pequeña, igual de dolida. Silenciosa, como un lagarto. Asustadiza, pero valiente.
Quiero perpetuar tus sollozos, hacerme imprescindible. Quiero que grites ese nombre que desconoces y te calmes solo al verme. Quiero ser tu arrepentimiento, tu premio, tu hambre insaciable. Que tiembles al rozarme, que escondas tu vergüenza. Que te calles. Que a pesar de todo te atrevas a marcharte.
Hoy, mañana, dentro de unos años. Dame un paréntesis para echarte de menos. Esta misma tarde. Araño las paredes en busca de una respuesta, me convenzo incansable de que aún tengo uñas. Nadie me detiene, nadie me señala la puerta. Viajo a aquella madrugada y me convierto en la guardiana de tu calle. Detengo su tránsito, examino a cada persona que forma parte del exterior, y no dejo que ninguna pase.

Ofrecen abrazos, aventuras, nuevos horizontes. No me creo nada. Siguiente intento: un fracaso más.

No hay comentarios: