miércoles, 25 de junio de 2008

La cuerda del ahorcado

Aviso de aterrizaje. La cuerda del ahorcado, la voz del mimo, el mar, lejos. Hoy voy a ser como la chica a quien Quique escribe en sus canciones. Hoy te recibo en mi cama, me siento sobre ti, traigo butacas para los invitados, y dejo que suene la música para que bailes con mi silencio.
Tengo la maleta cargada de tabaco y nos espera una estación en cada pueblo. Soy lo peor que tu madre hubiera imaginado para ti. Soy venganza, cinismo, tengo fuego en los dedos, la ropa se me escurre del cuerpo. Oscurece y estoy hambrienta. Detengo mi lengua a destiempo.

Soy una mentira recién nacida, acomodada entre tus brazos.

Con sólo tocar tu piel me bebo tu calor, absorbo toda tu energía. Patino en tu sudor. Mira qué ligeros somos, cuánto de lo que nos rodea sobra. Mira tu pelo: qué guapo estás. Me gusta tu sonrisa. Y a estas alturas aún me asombra tu falta de cansancio. Dormiría a gusto a tu espalda.

“No me gustan las mentiras”, dijiste, y sin embargo a veces dudo de tu sinceridad. Ya no hay viaje por Europa juntos, pero sí un verano imprescindible, un color azul intenso y un baño refrescante en el mar, justo ahora, cuando abres la boca y hablas.

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