miércoles, 25 de junio de 2008

Ficción Justificante

Año 1995, monopolio de sentimientos, impulsos etiquetados, preguntas absurdas que manan por manar, abundantes, ya aburridas. Trajes recargados, disfraces irrisorios, campanadas a destiempo. Borrachos estrellando contra el muro botellas vacías, adolescentes refugiados en las esquinas. Una espera resignada, una herida a la vista, una opinión polémica, insultos que parten de la ignorancia. Abro la ventana para poder respirar algo de aire, el viento negro me asfixia.

Fruta de sabor y color intenso, el sexo novel, húmedo, vibrante. Fraudes irreconocidos, calidad insuperable. Sandalias en verano, 22 primaveras, 22 doces de Mayo, una historia en cada butaca. Ganas, ánimo enfermizo, imágenes ralentizadas. Último capítulo: te obligo a que recuerdes nuestros mejores momentos. “Empecé a quererte justo cuando supe que ya no me querías”. Los ojos llorosos, la tarde insípida, la ceguera, la razón de tu presencia, cómo los demás te ven,

Fusión de pretextos, personas imposibles. Bagdad, Ismael Serrano en concierto. El orden, los latidos del corazón, el sueño al atardecer. La manta pesada, todo lo que estorba. Llueven piedras. Se marchó el circo ambulante, los niños crecieron de repente, no reconozco esta ciudad. Camino sin decisión, contoneo las caderas. Me estanco ante tu cara... ... ... me clavo, el mundo se calla... ... tu mirada se detiene...

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