miércoles, 25 de junio de 2008

Puede ser verdad

Qué fecha tan rara.

He soñado contigo, El chico del pelo largo y rubio, con tu piel caliente, tus gemidos. Te he hecho de nuevo merecedor de mi cama y me he proclamado diosa, clavada sobre ti. Afónica, desmaquillada. Casi un año atrás en un bar oscuro de Tribunal. Busco el lugar donde te encontré y revivo la monotonía, la excitación, la incomodidad y las mentiras de nuestra primera conversación.

Volviste brillante de tu viaje por Europa este verano. Te dormiste al sol en mi terraza, te dejaste pintar, escuchaste atento a mi otra mitad, y entre susurros inteligíblemente etílicos te oí decir que te volvía loco cada parte de mi cuerpo.
Tiro las cartas: la suerte está a mi favor.

No detengo la vista en cada paisaje que asoma por la ventana por no hacerme dependiente de cada uno de ellos, con su olor, con sus sombras, con sus horas de silencio.

Te traigo y te pido que me saludes desde la calle y luego te limites a sentir. Tres de enero ¿Cuántos años tienes?
- exactamente los que yo quiera.

Te voy a confundir con el aire, te voy a hacer desaparecer. Te voy a peinar frente a le espejo. Todo verdad: tú y yo valientes, tan fuertes como la decisión de no volver a sufrir (ante el mínimo dolor nos desmayamos). Arranca el coche y dale velocidad. No tengo claro donde vamos, pero esta vez no dejaré que las dudas te desilusionen. Porque todo puede ser mentira, y soy actriz, y te da miedo, dices, no saber, no notar siquiera si finjo al respirar.

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